Dependiendo del tamaño del sistema, la cantidad de refrigerante utilizada para rellenar los sistemas existentes oscila entre el 0,5 y el 20 %.
La ausencia de fugas en un circuito es de vital importancia en un sistema frigorífico y cada sistema puede experimentar diferentes problemas en función de su uso.
Los estudios han demostrado claramente que ciertos refrigerantes tienen un impacto en la capa de ozono. En consecuencia, se han prohibido los CFC y HCFC vírgenes. En Europa sólo pueden utilizarse HCFC regenerados, y sólo hasta el 31/12/2014.
Aunque los HFC y los HFO tienen un PAO cero y un PCA inferior al de sus predecesores, el índice anual de fugas de un sistema sigue siendo un problema importante. Las fugas no sólo tienen efectos medioambientales, sino también económicos en la vida útil de un sistema. La detección de fugas está contemplada en el reglamento F-Gas.
¿Qué puede causar una fuga de refrigerante?
- Vibración.
- Expansión y contracción causadas por cambios de temperatura y presión.
- Desgaste del equipo.
- Mala elección de los componentes.
- Controles de calidad deficientes.
- Accidentes.
- Uniones.
- Transferencias.
- Reparaciones en el circuito mal gestionado.
En el caso de los accidentes, las fugas se producen principalmente en las juntas. Las fugas suelen ser menores, pero también pueden ser intermitentes, lo que dificulta su localización.
¿Cómo comprobar si hay fugas en un sistema frigorífico?
No vamos a profundizar en la Directiva de Equipos a Presión (PED), sino que vamos a ver las herramientas necesarias para detectar fugas una vez que el sistema está cargado y en funcionamiento.
Para comprobar si hay fugas en el sistema presurizado, antes de cargar el refrigerante se debe presurizar el sistema con nitrógeno. Después de la evacuación, puede comprobarse la integridad del vacío del sistema con un vacuómetro.
¿Qué herramientas pueden utilizarse para detectar fugas?
- Prueba de burbujas con un agente espumante: Sirve para todos los refrigerantes.
Método: Pulverización de una solución acuosa espesa sobre las superficies o tuberías que se deben comprobar. Si hay una fuga, se forman burbujas.
Limitaciones: Poco fiable para pequeñas fugas, pero puede utilizarse como prueba preliminar.
- Soplete de halogenuros: sólo para productos clorados, como CFC y HCFC, no se puede calibrar el alcance de la fuga.
Método: Una llama calienta una placa de cobre y se vuelve verde en presencia de cloro.
Limitaciones: Poco fiable para fugas inferiores a 14 g/año y no puede detectar los HFC.
- Detección por fluorescencia: Para todos los refrigerantes y especialmente recomendada para sistemas contenidos y de difícil acceso como complemento de la detección electrónica. Prescrita por la normativa francesa sobre aire acondicionado para automóviles.
Método: iIyección de un trazador fluorescente compatible en el circuito de refrigeración. Tras la homogeneización, detección visual mediante una luz UV adecuada. Las fugas aparecen como puntos fluorescentes amarillo-verdosos.
Ventajas: No es necesario recargar el sistema para comprobar las fugas si ya contiene el trazador.
La localización de la fuga permanece visible hasta que se repara y limpia la zona. La localización de la fuga no se ve afectada por interferencias externas (corrientes de aire, ventilación, etc.). Muy eficaz en entornos con poca luz.
Limitaciones: No se puede calibrar el alcance de la fuga. Es más difícil de ver (agudeza visual) en zonas muy iluminadas. Se requiere acceso visual.
- Detección por ionización/diodo calefactor: Para todos los refrigerantes inflamables.
Método: Exploración con un olfateador de diodo calentado lo más cerca posible de las tuberías y elementos que contienen el refrigerante.
Cuando se detecta una fuga, el refrigerante en contacto con la superficie caliente desencadena una reacción química inducida por ionización, que activa la alarma. El flujo de corriente eléctrica creado se dirige hacia un electrodo colector.
La detección por permeación cerámica ofrece una precisión aún mayor.
- Detección por infrarrojos: Para todos los refrigerantes.
Método: La energía infrarroja filtrada se modifica cuando se detecta refrigerante en la célula de muestreo, activando la alarma del dispositivo.
Limitación: Coste más elevado.
Métodos detectores exigidos por el reglamento F-Gas
- Detección electrónica portátil cuya frecuencia de comprobación depende de la cantidad de refrigerante en la instalación.
- Detector de gas estacionario a partir de una determinada cantidad en el sistema (detección de una concentración en ppm: partes por millón).
¿Cómo elegir un detector electrónico?
A la hora de elegir un dispositivo de detección, hay que tener en cuenta varios factores:
- El tipo de equipo (nuevo o ya en servicio), su tamaño y su peso.
- El lugar de la prueba: en casa del fabricante o in situ.
- Las condiciones de funcionamiento del equipo: refrigerante, presión y temperatura.
- La accesibilidad de los puntos que deben controlarse.
- El refrigerante a detectar: halogenado, inorgánico (R-717 y R-744), inflamable, explosivo, etc.
¿Qué requisitos deben cumplir los detectores electrónicos?
- Conformidad con la norma EN 14624: tiene en cuenta el umbral de sensibilidad en movimiento, en posición fija, el tiempo mínimo de detección, etc.
- Función de calibración.
- Alarma sonora.
- Posibilidad de realizar un control anual del umbral (exigencia F-Gas).
Consejo:
No olvide cambiar con frecuencia los filtros, las pilas y el sensor para mantener la precisión de detección del aparato.