Desde hace varios meses se suceden los desabastecimientos que afectan a las cadenas de suministro.
Tras la recesión provocada por la pandemia, la rapidez de la recuperación ha pillado desprevenidas a muchas industrias que ahora carecen de materias primas. Pero la pandemia no es la única causa.
El transporte marítimo, interrumpido
Cuando la crisis sanitaria afectó a Asia y luego a Europa y Estados Unidos, el comercio mundial se desplomó y el transporte marítimo respondió en consecuencia: las navieras redujeron el tamaño de su flota, los contenedores vacíos se acumularon en los puertos y cayó la producción de nuevos contenedores de acero, lo que redujo la oferta.
Al recuperarse la economía, el comercio electrónico impulsó la demanda, beneficiada por el ahorro de hogares y por el teletrabajo. Como los pedidos online eran sobre todo de material ensamblado en Asia, las navieras, por precaución, fueron restableciendo sus rutas, lo que provocó una escasez de contenedores, y tampoco pudo acelerarse la fabricación de otros nuevos.
A esta indisponibilidad de contenedores se sumó la congestión portuaria, los cuellos de botella en los puertos.
La desincronización entre la recuperación económica y la escasez de mano de obra de estibadores o camioneros confinados, agravó los retrasos en los puertos y tuvo un efecto dominó: la subida de los precios y el aumento de los plazos de entrega que sufrimos desde hace meses.
Gran impacto en las materias primas
La escasez de materias primas y componentes ha provocado una crisis mundial que afecta a muchas industrias, de la construcción a la elaboración de alimentos y la fabricación de automóviles.La madera, el aluminio, el acero y los plásticos son algunos de los materiales que escasean.
La madera se ve afectada por varios motivos. Los planes de reactivación económica, en particular en Estados Unidos, han impulsado la demanda.
En Europa, la normativa sobre bajas emisiones de carbono han aumentado la demanda de madera estructural, y los hogares están gastando más dinero en renovaciones de su vivienda.
A las razones económicas se suman las geopolíticas: cuando Donald Trump decidió gravar la importación de madera de Canadá, las empresas estadounidenses recurrieron a Europa para aprovisionarse.
Como las empresas chinas y americanas estaban dispuestas a pagar más cara la madera europea, los precios se dispararon y los plazos de entrega se alargaron. Esto ha afectado al precio y a la disponibilidad de, por ejemplo, los palés empleados en el transporte.
El acero es otro material ahora más difícil de conseguir, debido a la gran demanda de China y Estados Unidos y al cierre de acerías que ahora luchan por recuperar el tiempo perdido.
Pero esto no debería esconder causas a más largo plazo como la escasez de recursos o su desigual distribución en el mundo.
En un futuro próximo podría disminuir la disponibilidad de envases de acero, lo que afectaría a plazos y precios de los fluidos técnicos almacenados en latas o bidones.
Además, otras materias primas como el glicol u otros componentes de los aceites refrigerantes también se están viendo afectadas por las mismas razones, así como por las tormentas en Estados Unidos o los casos de fuerza mayor que atenazan a algunos fabricantes.
Semiconductores, un caso especial
El mercado internacional de los semiconductores atraviesa una situación sin precedentes atribuible sobre todo a la guerra tecnológica entre las grandes potencias industriales.
El semiconductor, un pequeño componente eléctrico, está presente en miles de millones de aparatos electrónicos. Solo unos pocos países albergan empresas con la tecnología, los conocimientos y el presupuesto necesarios para fabricar este tipo de circuitos.
Por consiguiente, países con industrias que ya no pueden fabricar y exportar productos han visto sustancialmente obstaculizada una parte de su recuperación económica.
Y por eso Alemania, Francia y otros 14 países europeos colaboran para resolver este problema de soberanía. Los confinamientos provocaron una explosión de la demanda de material informático.
Con la llegada del 5G los fabricantes priorizaron a la telefonía en detrimento, por ejemplo, de la fabricación de automóviles. En nuestra actividad en particular, los plazos de entrega se han alargado para los detectores de fugas.
Las múltiples causas de estos desabastecimientos deben incitar a las empresas de nuestros sectores a anticiparse y colaborar estrechamente. Reducir, reutilizar y reciclar están más en boga que nunca en esta época de carestía de materias primas.