En marzo de 2010, la mayor empresa petrolera de Hungría (refinería) convocó un concurso para volver a probar el tanque de almacenamiento de butano/propano de Algyő y sustituir la unidad de refrigeración que enfriaba el de almacenamiento.
El cliente adjudicatario del contrato se puso en contacto con Climalife para solicitar una propuesta de eliminación de la carga de R-22 que se recuperará del sistema.
Autorización y conocimientos marcan la diferencia
Autorizada y certificada para tratar fluidos halogenados desde principios de 2010, Climalife Hungría ofrece el servicio más completo. Además del reciclaje de los residuos, la solución abarca el vaciado y la recuperación sobre el terreno, el suministro de materiales y contenedores especializados, la trazabilidad del fluido, su regeneración y el personal competente para su aplicación.
La petrolera aceptó esta solución respetuosa con el medioambiente y confió al cliente la ejecución del proyecto en colaboración con Climalife.
La primera etapa consiste en tomar una muestra de fluido de la instalación para determinar mediante análisis cromatográfico si el R-22 estaba contaminado o no. No todo el fluido recuperado puede regenerarse, todo depende de su composición.
La mezcla de más de un refrigerante significa que la regeneración no puede llevarse a cabo, que es necesaria la eliminación y que los costes de destrucción son más elevados, lo que supone un problema económico cuando las cantidades son grandes. El análisis cromatográfico reveló que el fluido contenido en la instalación es únicamente R-22.
Colaboración entre “hermanas”
En julio de 2010 se llevó a cabo la operación. Para ello Climalife recurrió a su empresa hermana en Bélgica, que le proporciona una máquina de recuperación de alta velocidad, diseñada por su departamento de ingeniería con el fin de satisfacer los requisitos de las empresas industriales.
La cantidad de fluido de la instalación es difícil de determinar con precisión en este antiguo sistema, por lo que se suministraron 10 contenedores de 900 litros, además de básculas, una bomba neumática, un compresor de aire móvil y mangueras industriales.
La recuperación comienza bajo un calor abrasador (35 °C). Los colaboradores belgas y húngaros Freddy de Witte, Sándor Győri y László Juhász recuperaron el refrigerante R-22 en fase líquida utilizando la bomba neumática. Se llenaron cinco contenedores.
A continuación, recuperaron el resto del producto en fase gaseosa aumentando la presión por encima de la atmosférica utilizando esta máquina de recuperación.
Con este calor y a pesar de la gran potencia de la máquina, el equipo de Climalife también tuvo que poner en marcha un sistema de sombreado y rociado de agua de los contenedores para evitar un aumento de la presión en los envases, lo que impediría su recuperación. Se llenaron otros dos contenedores de fluidos.
Más de 5 toneladas recuperadas sin vertido alguno
A lo largo de dos días y medio se recuperaron más de 5 toneladas que fueron transportadas por un transportista autorizado de residuos peligrosos a las instalaciones de Climalife en Kakucs.
La trazabilidad de los residuos está garantizada por el Documento de Control y Seguimiento de Residuos, del que se envía una copia al transportista, a Climalife y se devuelve después de que el fluido sea tratado en la empresa petrolífera de acuerdo con la normativa.
Se consiguió el objetivo de desmantelar la instalación de refrigeración sin emisiones de R-22. El R-22 se regeneró según las buenas prácticas y después se devolvió al mercado con el nombre de R-22T.
Una cooperación fructífera entre los distintos participantes que demostraron su compromiso con la protección del medioambiente con la aplicación de una solución de regeneración óptima y sin el vertido del fluido, como estaba previsto desde el principio del proyecto.